El Contratos de Formación y Aprendizaje como fórmula para el empleo, una visión particular.
Se habla mucho de esta modalidad de contratación cómo una posible salida al paro juvenil y no tan juvenil, ya que hasta que el desempleo no baja hasta cifras de 15 % es de aplicación hasta personas de 30 años. El modelo Alemán, con óptimos resultados, parece que es el ejemplo a seguir, pero ¿Tenemos el mismo tejido empresarial? La respuesta obviamente es no, en España disponemos de un 99,9 % de empresas de menos de 250 trabajadores, donde la mayoría de las PYME ejercen su actividad en el sector servicios (78,1%), principalmente en el comercio (24,0%), el modelo es bueno pero tendremos que adaptarlo a nuestra realidad y cultura.
La nueva modalidad de Contratación de Formación y Aprendizaje en sí puede dar la oportunidad a muchos que sin tener estudios previos puedan ir consiguiendo a través de un itinerario formativo vinculado a Certificados de Profesionalidad con las competencias necesarias e ir combinándolas con prácticas reales, en el modelo denominado “Dual”.
La Formación Profesional ha ido cayendo en un descrédito a todas luces poco justificado, quizás por la época de bonanza que hemos pasado pero el futuro está en la cualificación, sobre todo en la base del tejido productivo que es mayoritario, en otros países lo tiene claro, en nuestro caso no, porque los modelos educativos y en especial los de formación profesional cambian según el color del que gobierne y esto no da estabilidad en los resultados. Ahora se incorpora esta modalidad de contratación para impulsar el crédito en parte del descrédito.
La flexibilidad en la impartición según las distintas modalidades formativas existentes (presencial, semipresencial y online, ya sea en el puesto de trabajo, en entidades educativas o en su propia casa, incluso en movilidad) y el seguimiento debe ser algo que ayude a la consecución con éxito del objetivo que nos hemos planteado, jóvenes con mejor cualificación profesional avalada por la práctica y su combinación con el conocimiento, debemos recuperar el interés de estos por una mejor cualificación para su presente y su futuro.
La estructura de los Certificados de Profesionalidad parece idónea para ordenar este tipo de cualificaciones y complementar a los sistemas actuales, solo hace falta voluntad de arrancar el sistema, hacer que perdure en el tiempo para que puedan verse los resultados y dejar que el sector privado sea quien también pueda ayudad a tirar de este pesado carro de la cualificación de los trabajadores con una formación acreditada que les permita volver a incorporarse al mercado laboral en otras ocupaciones distintas a las que tenían.
Como conclusión indicar que el binomio formación-trabajo, llamado Modelo Dual, puede ser una salida a la actual situación pero no la única, venimos de un modelo altamente subvencionado que está migrando a un modelo de acreditaciones con reconocimiento que traspasa nuestras fronteras, donde la calidad primará sobre la cantidad y donde también la reinserción laboral será el aspecto más importante del éxito de la formación recibida o impartida.
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