El mundo avanza gracias a personas que escriben, pero también de aquellas que aprenden de lo escrito y más por las que enseñan.
Alfabetizar, Escolarizar, Formar, Educar, Graduar, Maestría, Doctorar, Acreditar, Certificar, Reciclar… son palabras que nos acompañan durante toda la vida y que forman parte de un proceso que no tiene fin y que forma parte de nuestro currículum abierto, formación continuada o expediente académico de por vida.
Antes, el que no estudiaba lo mandaban a trabajar, ahora sino estudias no trabajas y aun así el tema está difícil, sobre todo a la generación que le ha pillado de lleno la crisis y donde la primera oportunidad laboral se ha convertido en un bien escaso, no me extraña que alguno se haya desanimado y haya caído en el saco de los Ni-Nis, el reto es que salgan de ahí.
En este país toca aprender y aprehender, como diría mi antiguo y valorado profesor Pascual Montañés del Instituto de Empresa, a emprender y en ese proceso hace falta mucho conocimiento por el camino para intentar minimizar el fracaso o mortandad de las nuevas empresas creadas, emprendedor no significa necesariamente juventud, si le sumamos conocimiento o experiencia mejor.
La forma de aprender está cambiando, aprender de manera formal e informal, lo digital se impone en parte y esta es la discusión actual, las plataformas en internet o internet es la plataforma. Se rompe el techo y se democratiza el conocimiento, el que quiere aprender lo tiene más fácil, quizás los mínimos de calidad de la formación hay que elevarlos en la acreditación de conocimientos, sean de forma pública o privada, aunque quizás la mejor acreditación es la que impone el mercado laboral en su valoración para conseguir un puesto de trabajo.
Hasta ahora lo más importante era tener una carrera universitaria, luego nos centramos en añadir el Máster y competencias digitales, ahora es aspecto diferencial se centra en el idiomas, sin embargo, ya se queda corto y será en plural, es decir, tener idiomas, no sólo inglés sino alguno/s de los más demandados. Pero tampoco los idiomas serán problema con la aplicación de la tecnología, recientemente nos lo ha mostrado Google con la adquisición de WordLens y su inclusión en la herramienta ya conocida de Google Translator para móviles donde mediante una foto se traduce el texto que estemos viendo.
Nos encontramos en una sociedad de sobreinformación donde ahora más que nunca es importante quedarnos con la parte de calidad de la información y formación que recibimos. Pero sin embargo, la competencia laboral más importante que no desaparecerá y será más necesaria es la creatividad, ver donde otros no ven, hay y habrá, seguidores y seguidos.
Ya no cuenta tanto el número de horas de formación o el título sino la habilidad adquirida y reconocida. Para los que trabajamos en el sector y conforme a las diversas necesidades de los potenciales alumnos, hoy más que nunca, nos tenemos que convertir en el Lidl, Mercadona, Zara o El Corte Inglés de la formación.
Mientras, la Administración Pública sigue su proceso de regular y controlar, que no está mal, lento, seguro, pero relativamente alejado de las necesidades reales del mercado.
La conclusión es que la formación y el aprendizaje en general debe formar parte continua de nuestro día a día y que ya no vale decir “esto no va conmigo o es muy difícil” porque te queda atrás, que los paradigmas van cambiando, la forma de aprender y la de enseñar también, debemos adaptarnos, quizás sea lo más inteligente porque aprender, todo un proceso es.